La windsurfistas Blanca Manchón, rumbo a #tokio2020, es la española mas joven de la historia en participar en unos Juegos Olímpicos (17 años tenía en Atenas 2004, cuando fue diploma olímpico).
Breve Historia.
Desde entonces la windsurfista ha luchado por clasificarse de nuevo en la modalidad RS:X y sólo hay una plaza por país, y ahora a los 32 años, después de ser madre y superar todo tipo de adversidades físicas, económicas y emocionales, lo ha conseguido.
Nada fácil continuar.
Durante el embarazo –Noah nació en diciembre de 2016-, los dos patrocinadores que tenía desaparecieron, eso le supuso tener que llamar a la puerta de sus padres para poder competir y comprar material. “¡Papá, mamá, mirad: como cuando tenía 12 años!”, recuerda.
Manchón habla y ríe sin parar. Dice que el trabajo que ha hecho con Ana, su psicóloga, en este ciclo olímpico ha sido fundamental. Para poner orden las emociones, entender por qué las cosas no salían bien, cambiarlas y clasificarse para Tokio 2020 con año y medio de antelación.
Voluntad férrea.
He conseguido grandes cosas en mi vida, pero esta vez decidí hacer una campaña olímpica pensando solamente en los Juegos. Sabía que eso era un trabajo mental, que no era cuestión de entrenar más, ni entrenar de otra forma, simplemente cambiar la mentalidad”, explica.
Decidir y enfrentar.
Decidió, al mismo tiempo, ser madre. Quería tener un niño sin sacrificar mi carrera profesional, y así lo hizo. Durante años hice cosas en las que no creía por complacer a los demás, no tenía la madurez de decir que no. Esta vez he seguido mi camino y lo he hecho con convicción, que ha dado resultado.
No fue fácil.
No contaba con perder mis patrocinadores, detalla Nike y Emasesa, con los que llevaba años vinculada, le felicitaron cuando les comunicó que estaba embarazada. Pero cuando se acercó el momento de renovar el contrato, o no cogían el teléfono o buscaban excusas.
El Windsurf requiere talento y buenos equipos.
En mi deporte tienes que planificar las cosas con mucha antelación por los viajes y la logística. Mi embarazo se definió como incertidumbre profesional. De Emasesa nunca supe nada, Nike me dijo que no sabían cómo encajar mi deporte en su marca. Fue muy duro.
Pidió dinero a los padres y empezó de cero. Sus padres, regatistas también, que a sus 70 años compiten en los campeonatos de veteranos, le costearon el material y los viajes. Al haber perdido puntos en el ránking y no estar invitada por ello a las Copas del Mundo, competía en otras modalidades para prepararse físicamente.
Muchas promesas pocas soluciones.
¿Y la Federación? Estaba volcada con Marina Alabau (oro en Londres y diploma en Río) y la única ayuda fue la oportunidad de competir para meterme en el equipo. En el verano de 2017, consiguió su primera victoria en el camino hacia Tokio 2020. “Me fui a Salou al campeonato del mundo de modalidad master.
Me dejé todo allí, pero gané. Fueron siete horas en el agua, sin lancha para comer y beber. Superé todo y me dije: ‘Sí, puedo hacer esto, puedo hacer lo que me proponga”, explica.
Las pipas con Nadal.
Creció rodeada de velas y tablas, su padre le dijo que hasta que no fuera lo suficientemente grande para llevar ella misma la tabla al agua, no se podía montar en ella. “Y me puse a hacer pesas a toda pastilla”, dice soltando una carcajada.
De Atenas recuerda las buenas migas que hizo con Rafa Nadal. Teníamos la misma edad, nos poníamos los dos a comer pipas en el escalón de España de la villa olímpica”, cuenta. “A Tokio iré con otra mentalidad, con la ilusión de saber lo que me ha costado estar allí y que pase lo que pase, lo voy a disfrutar”.